viernes, 31 de marzo de 2017

La tragedia del Belgrano enlutó a Junín

El lunes 10 de mayo continuaba la incertidumbre en los hogares de los conscriptos embarcados en el crucero: Adalberto Cepeda, Alfredo Jurio, Daniel Seitùn y Miguel Angel Soriano. La vuelta al hogar del marinero Cepeda.



El 2 de mayo de 1982, el Crucero ARA "General Belgrano" recibió en aguas del sur un ataque con torpedos del submarino HMS Conqueror. Los dos torpedos de los tres lanzados que recibió el crucero determinaron su hundimiento con la pérdida de 323 de sus tripulantes. Un día triste para los argentinos y los juninenses en particular, ya que cuatro hijos de nuestra ciudad se encontraban a bordo del buque, y a partir de allí comenzó un peregrinar de las familias Cepeda -su hijo Adalberto regresa-, Seitún, Jurio y Soriano.

El lunes 10 de mayo continuaba la incertidumbre en los hogares de los conscriptos embarcados en el crucero: Adalberto Cepeda, Alfredo Jurio, Daniel Seitùn y Miguel Angel Soriano.  LA VERDAD informaba que los padres de Daniel Seitún realizaron un viaje a la ciudad de Bahía Blanca para informarse en la misma base sobre la suerte corrida por su hijo. A su regreso a nuestra ciudad comentaron al diario que no lograron información alguna y que se les dijo que debían mantenerse atentos a lo que las fuerzas armadas les comunicaran en su momento.

Por su parte, el padre de Adalberto Cepeda de quien se tenía la versión que había recibido una información policial sobre su hijo, manifestó no tener ese informe y que se mantenía a la espera. Esperaban que la familia Seitún les trajera algún tipo de noticia pero no fue así, por lo cual continuaban viviendo horas de tensión lógica.


En tanto, familiares del conscripto Alfredo Jurio expresaron estar en las mismas condiciones que los demás mientras que "del conscripto Soriano de la localidad de Baigorrita, nada se pudo saber. Los familiares en contacto realizados con los padres de los juninenses y a sabiendas del resultado obtenido por la familia Seitún, desistieron de viajar a la ciudad cabecera de la base. Otras versiones que circularon en las últimas horas en el sentido de que dos hermanos conscriptos de apellido Portiglia también hubiesen estado embarcados en el destructor, fue desmentida por los familiares", indicaba LA VERDAD el 10 de mayo de 1982.

LA VUELTA AL HOGAR


A mediados de mayo se informa desde las páginas de LA VERDAD, sobre la vuelta al hogar del marinero Adalberto Cepeda quien había permanecido dos días en plena tempestad en medio del Atlántico Sur.

Cepeda, en un reportaje hecho por el matutino, contó que al momento del ataque se encontraba en su puesto de combate, montando guardia en la torre, en cámara de proyectiles.

"Los torpedos lanzados por el submarino enemigo -comentó- se metieron justo debajo de la línea de flotación. El impacto fue terrible, pero a pesar de ello, todo transcurrió en calma. No existió desesperación en ninguno de los tripulantes. Pasados los primeros momentos, cada cual se dirigió a las balsas que teníamos asignadas para estos casos".

Consultado sobre si se realizó algún acto sobre el crucero antes de hundirse, respondió: "No puedo saberlo porque fuímos unos de los primeros en abandonarlos. Cuando dieron la orden de tirar las balsas al mar, comenzamos a abordarlas de inmediato. Lo que sí pude apreciar fue el hundimiento del General Belgrano que se produjo en aproximadamente treinta minutos, primero se levantó de popa para luego irse de proa".

Luego comienza a vivirse la segunda etapa de la historia: una vez en las balsas enfrentaron las inclemencias del tiempo y la incertidumbre de saber cómo y cuándo iban a ser rescatados.

"Una vez en las balsas salvavidas -continúo el relato- nos atamos en grupos de seis a siete, pero la fuerte tormenta reinante, que hacía que el mar estuviese picadísimo, nos rompía los cabos así que decidimos soltarnos y cada uno quedó librado a su suerte. En mi balsa nos encontrábamos 18 personas: un oficial, dos cabos segundos, un cabo principal y el resto todos marineros.

Pasamos dos días en el agua en una soledad total pero a pesar de ello manteníamos la moral bien alta y la fe intacta. La balsa, por el efecto de la inclemencia del tiempo se desinflaba y la volvíamos a inflar para mantenernos a flote.

No sufrimos ningún hostigamiento de aviones o barcos enemigos ni sentíamos temor de ataque alguno. Las horas las pasábamos agrupados para sentir menos frío porque estabamos completamente mojados, pero vuelvo a repetir: sabíamos que nos vendrían a rescatar y así ocurrió.

El ruido del avión nos alertó. Fue muy grande la alegría de saber que nos habían avistado. Era un avión de la Fuerza Aérea.

De allí en más debimos esperar que nos recogiera un barco de salvataje pero ya todo era distinto. Sabíamos que estábamos a salvo.

A bordo del "Bahía Paraíso" pasamos cuatro días mientras el barco continuaba la tarea de rescate. De allí nos pasaron a Usuhaia y de allí a Bahía Blanca, donde nuevamente nos realizaron un realizaron un control médico, para luego viajar a mi casa".

"Lo demás  -agrega LA VERDAD- es ya conocido. Junín recibió en la madrugada de ayer a uno de los tripulantes del General Belgrano. Lo dejamos junto a sus padres Andrés y Margarita Rosa de Cepeda y sus hermanos Claudia Roxana y Juan Carlos".


EL PEOR FINAL


El viernes 14 de mayo dieron por desaparecidos a los tripulantes del Belgrano Seitún, Jurio y Soriano.

Ese día, LA VERDAD informaba: "Alrededor de media mañana del día de ayer circularon versiones confirmadas posteriormente, de la presencia en nuestra ciudad de un suboficial de la Armada, el cual era portador de comunicaciones destinadas a los familiares de las víctimas del "General Belgrano". Estaban dirigidas a las familias de Alfredo Jurio y Daniel Seitún, las dos de nuestra ciudad y de Miguel Angel Soriano en la localidad de Baigorrita.
En una recorrida por los hogares de los mismos, supimos la confirmación verbal de parte de los familiares.

Si bien no pudo saberse el contenido de los sobres, en ellos se informaba que se los daba por desaparecidos con presunción de  fallecimiento.

ALFREDO JURIO: Nació el 3 de febrero de 1962 en nuestra ciudad, en la calle Roque Vázquez. Fue creciendo al amparo del cariño de sus padres y hermanas, rodeándose amigos. Finalizados sus estudios primarios se dedicó a distintas actividades pero la abrazada con preferencia fue la gastronomía.

Dejó nuestra ciudad en junio del pasado año -1981- para incorporarse a la Armada Argentina.

Su hogar está constituido por Emma López de Jurio -su madre- y María Inés, su hermana. Su domicilio en aquel momento era Paraguay 272.

MIGUEL ANGEL SORIANO: (foto) Hijo de Conrado Soriano y de doña Dolores Domínguez, de la localidad de Baigorrita, lugar de su residencia.

Se había constituido en un joven apreciado por sus modales y apego a la familia. Tenía dos hermanas, Mónica y Bettina y dos sobrinitas.

Con sus 19 años se había constituído en el mejor colaborador de las tareas de manejo y contralor que su padre poseía en esa localidad en la zona.

Asimismo trascendió que el aludido suboficial de la Armada Nacional cumpliría idéntica misión ante familiares de marineros radicados en la zona y que en tal sentido se dirigía a General Viamonte, Ameghino, Lincoln y General Villegas.

Solamente se pudo establecer que en la ciudad de Lincoln informó a familiares de Rubén Heredia que se lo daba por desaparecido", concluyó el artículo de LA VERDAD de ese 14 de mayo.

Dos sobrevivientes

En la actualidad, treinta años después, dos sobrevivientes del Crucero “General Belgrano” forman parte del Centro de Veteranos de Guerra “Islas Malvinas” de nuestra ciudad.
Se trata de Pedro Jorge Acosta y de Adalberto Osvaldo Cepeda. Ambos eran conscriptos de la clase ´62 que cumplían con el servicio militar obligatorio al momento del conflicto.
20 ex combatientes del Centro de Veteranos de Guerra de Junín, pertenecen a la Armada Argentina, mientras que al Ejército Argentino pertenecen 9 ex combatientes y uno de la Fuerza Aérea Argentina.





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